Justificacion
Los cambios acelerados que se vienen suscitando en este tiempo de posmodernidad afectan a todos los órdenes económicos, sociales, políticos y, también, en los reductos de las organizaciones, a sus miembros, a las interacciones e intercambios que establecen los sujetos entre sí, sus maneras de pensar, de ser y sentir.
Los desafíos que plantea la sociedad del conocimiento interpelan a las universidades como a uno de sus actores principales; las universidades no pueden menos que dar respuesta a esta interpelación.
Ante este panorama: ¿cuál es el papel de las universidades? ¿Continuidad o cambio?
Las universidades deben apostar al cambio aprovechando las potencialidades que brindan las nuevas tecnologías.
En un mundo como el actual, caracterizado por un cambio incesante e inesperado, y por una creciente globalización, el paradigma clásico de una universidad tradicional y casi inmutable no resulta muy congruente con las nuevas realidades y demandas sociales, y científicas, tanto actuales como futuras.
Resulta claro y evidente que las universidades no pueden dejar de lado la opción de cambio hacia la sociedad del conocimiento. Deben generar propuestas concretas tendientes a fomentar este cambio. Ante esto, la educación ya no podrá estar dirigida sólo a la transmisión de conocimientos y de información, sino a través del protagonismo trascendental que adquiere el aprendizaje y el alumno, a la capacidad de producir dichos conocimientos.
La universidad es la institución adecuada para aprovechar las potencialidades humanas para contribuir al desarrollo y mejora de la Educación Superior, aplicando las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para la generación de nuevos saberes y conocimientos científicos relacionados con el trabajo y la vida, potenciando así el desarrollo humano. Tiene la capacidad de formar profesionales en diferentes niveles -grado y posgrado- enfatizando el uso de las TIC, promoviendo criterios de oportunidad y equidad, de modo de democratizar los saberes.